Este post lo he titulado de banco a banqueta, pero bien
podía haber sido de la basura al salón.
Si es que te puedes encontrar pequeños tesoros donde menos
te lo esperas.
Y eso es lo que me pasó con esta banqueta que no valía para
mucho.
Necesitaba un asiento lo suficientemente cómodo para que
las visitas se sentasen y que, al
mismo tiempo fuese consistente para poder
usarlo de mesa de apoyo cuando necesito colocar alguna bandeja. Algo que
también valoraba es que no tuviese respaldo para poder sentarnos tranquilamente
a ver la televisión sin que nada entorpeciese nuestra visión.
Tomé medidas, pedí la espuma y escogí la tela. En este caso
quería algo discreto y que fuese a juego con el sofá para que no destacase por
encima del resto de mis muebles.
Me decidí por esta loneta de color crema porque era la que
más se asemejaba al tapizado del sofá, con el que va enfrentado.
Primero limpiamos bien el mueble con agua y un poquito de
jabón. Después echamos cola de contacto y dejamos un minuto a que comience a actuar.
Una vez pasado ese tiempo pegamos la espuma. Es necesario no saltarse el paso
de la espera para que la cola de contacto haga bien su función.
Para que estuviese más mullido, le puse guata en vez de
retor, eso ya va por gustos.
Y luego medí y grapé la tela.
Una vez que terminé el tapizado me di cuenta que no me
convencían las patas, y ya que las del sofá eran negras, la mejor opción sería pintarlas. Una posibilidad es hacerlo con spray, es más rápido y más cómodo. En mi caso ya tenía pintura
negra en casa así que la utilicé.
¿Qué os parece la transformación? Sencillo ¿verdad?
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