Hace algunos meses me apunté a clases de restauración de
muebles para aprender nuevas técnicas.
Tenía ganas de aprender a hacer el lacado japonés y tenía la
pieza ideal con la que poder experimentar.
Si, últimamente estoy un pelín obsesionada con las camareras,
no lo puedo evitar, me encantan.
Necesitamos:
Brocha de pelo natural
Pintura de lacado negra para madera
Un cuenco con agua
Lija de grano fino
Pastilla de jabón
Primero debemos desarmar la camarera pieza por pieza, es importante que las nombréis, de este modo no tendréis ningún problema a la hora de volver a montarla.
Para que nos coja bien la pintura, tenemos que lijar la
madera, después limpiamos bien y comenzamos el proceso.
Comenzamos dando una capa de pintura de lacado negro y
dejamos secar. Luego, cogemos la lija negra, la pastilla de jabón y un cuenco
con agua.
Mojamos la lija y la pasamos por la pastilla de jabón, luego
lijamos ligeramente encima de la pieza. Iréis viendo que cada poco tendréis que
volver a mojar y pasar por el jabón. Sabréis que está porque cuando paséis la
mano notareis lo suave que está. Pasamos un trapo y dejamos secar.
Y volvemos a comenzar con otra capa de pintura. Este proceso
lo debéis repetir entre cuatro y cinco veces, todo depende del acabado que
queráis darle.
Es importante que entre estos pasos dejéis que seque todo
bien porque sino se os puede levantar la pintura.
Es laborioso pero una vez finalizado os sentiréis
satisfechos con el resultado.
Varias de las piezas que ahí veis pertenecían a mi
bisabuela, para mi es todo un honor y un lujazo que mi madre me las haya dado
porque las luzco con honor.
Y creo que son hermosas, por su significado y su diseño, y
porque estas piezas de mi bisabuela pasaron a mi abuela, de ella a mi madre, y
finalmente a mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario