Anteriormente os enseñaba el invernadero que me había
comprado el día que hicimos los cupcakes.
Me pasé varias semanas recorriendo las tiendecillas de mi
ciudad hasta poder encontrar un tiesto a medida, pero no daba con algo que me
convenciese. Tenía claro que quería algo que le diese vida y un tono de color
al salón así que, a pesar de no haber encontrado el tiesto, me acerqué a una de
las floristerías que hay en mi barrio.
Me gustan las plantas pero si os soy sincera, soy un
completo desastre con ellas por lo que preferiblemente buscaba alguna que no necesitase
casi cuidados, así que en ese caso me dejé aconsejar por el dueño de la tienda
ya que, él, mejor que nadie, podría acertar con mis necesidades. Soy consciente
de lo exigente que me puedo poner en algunos casos pero no me gusta dejar las
cosas a medias.
Tras haber descartado las plantas, me propuso poner un par
de cactus. La idea me